En una entrevista al Chief Executive Officer de la Coalition for Preparedness Epidemic Innovations (CEPI) aparecida en STAT News, Richard Hatchett ha dejado claro que el disponer de una vacuna es la única estrategia para que no se paralice la economía mundial como consecuencia del COVID-19, pero también ha advertido que el desarrollo de la misma no será barato.
Hasta la tercera semana de enero la Coalición había firmado acuerdos de cooperación con tres farmacéuticas que posteriormente pasaron a ocho y ya hay dos más en camino. Actualmente ya ha recaudado 660 millones de dólares pero el objetivo es el disponer al menos de dos mil millones. Para ello apelan a los líderes políticos para que comprendan que acelerar el desarrollo de la vacuna es la única estrategia para dejar con atrás, con éxito y rápidamente, esta pandemia y sus consecuencias.
Una dificultad a tener en cuenta y a solventar viene de la desincentivación de algunas firmas farmacéuticas cuando invirtieron grandes cantidades de dinero desarrollando prototipos de vacunas para el Zika y el Ebola. Richard Hatchett especula con la idea de disponer a corto plazo de grandes cantidades de vacuna para poder inmunizar a mucha población mundial en muy poco tiempo, de manera que en tres o cuatro años se pueda vacunar a cinco o incluso siete mil millones de personas. Para incentivar a las compañías una fórmula sería el habilitar compromisos de adquisición de carácter mundial con varias compañías e incluso comenzar con la manufactura globalizada y a gran escala antes de conocer que la vacuna va a funcionar. Ello implicaría disponer de un ingente compromiso de recursos económicos que podría situarse alrededor de los treinta mil millones de dólares.