Al hilo de una noticia publicada días atrás en esta misma sección en relación a la vacuna BCG y la menor mortalidad por COVID-19, se ha publicado en medRxiv con fecha 1 de abril, también si revisar “por pares” un artículo firmado por investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health en el que utilizando datos accesibles al público construyeron un modelo de regresión logística para evaluar el uso de la vacuna BCG y la mortalidad atribuible al COVID-19 por millón de habitantes y tras ajustar por el producto interior bruto de los países, por la proporción de ancianos en la población y por el tiempo transcurrido desde que registraron cien o más casos, y tras clasificarlos como de baja, media y alta renta económica, encontraron como la mortalidad atribuible en países con vacunación sistemática con BCG era 5.8 veces menor (1.8-19.0) que la encontrada en países que no vacunaban.
Los autores, siendo conscientes del amplio número de limitaciones de su estudio ecológico, como el bajo número de test en países de baja renta, los sesgos en los diagnósticos de caso, las distintas comorbilidades, los factores genéticos, los distintos sistemas sanitarios y el posible incremento del número de casos a lo largo de la evolución de la pandemia, estiman que sus “intrigantes observaciones ecológicas” justifican que con carácter inmediato se movilicen recursos para estudios prospectivos de intervención, especialmente en los países de baja renta.