Klein N, Lewis E, McDonald J, Fireman B, Naleway A, Glanz J et al. Vaccine 2017;35:1615-1621
A la vista de que la vacuna de sarampión puede causar episodios de fiebre entre el 7º y 10º día tras su recepción, que podría ser el desencadenante de convulsiones febriles, los autores investigan los factores de riesgo individuales y familiares asociados con la misma. Para ello plantean un estudio retrospectivo de cohortes en 946.806 niños menores de 36 meses en seis lugares de los Estados Unidos adheridos al Vaccine Safety Datalink, entre los años 2000 y 2012. Al comparar los niños con y sin fiebre tras la recepción de una vacuna conteniendo el componente sarampionoso, la fiebre fue más frecuente en aquellos que recibieron vacuna tetravírica (OR: 1.3. IC 95%: 1.2-1.5), habían tenido fiebre tras recibir alguna vacuna con anterioridad (OR: 1.3. IC 95%: 1.1-1.6), episodios febriles previos (OR: 1.7. IC 95%: 1.6-1.8), habían tenido previamente al menos una convulsión febril (OR: 2.2. IC 95%: 1.7-2.7) o habían visitado al médico al menos en tres ocasiones en los seis meses previos a la vacunación (OR: 1.7. IC 95%: 1.6-1.8). En familias con varios niños vacunados con vacunas antisarampionosas, y tras ajustar por las actitudes de consultas al médico por fiebre, aquellos cuyos hermanos habían tenido fiebre asociada a la vacunación era más probable que también padecieran fiebre postvacunal (OR: 3.5. IC 95%: 2.5-4.8). Los autores concluyen que tras la primera dosis de vacuna frente al sarampión, los niños que habían recibido vacuna tetravírica, o que durante su primer año habían consultado por fiebre o convulsiones, tenían un riego incrementado de padecer fiebre. Tras ajustar por la tendencia familiar a consultar con el sistema sanitario, la fiebre postvacuna sarampionosa se concentraba intrafamiliarmente lo que sugiere una posible base genética de susceptibilidad para padecer fiebre.