Quizás sean el máximo ideal en salud: las vacunas evitan contraer la enfermedad, no ya curarla, y han permitido erradicar patologías o controlarlas hasta un nivel mínimo de incidencia. Con motivo de la Semana Mundial de la Inmunización que se celebró en el mes de abril, entrevistamos a Amos García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
–En esta edición de la Semana Mundial de la Inmunización se insiste en la importancia de la vacunación también en la adolescencia y la edad adulta, ¿a qué se debe?
-Vivimos en un país en que las políticas sobre vacunación en las primeras fases de la vida son excelentes, magnificas, y aquí juega un papel clave el perfil profesional de los sanitarios que atienden a los niños, de pediatría y enfermería. Sin embargo, en adultos, ya baja un poco la conciencia de ese papel relevante que tienen las vacunas: por parte de los ciudadanos (se tiene la impresión de que las vacunas son sólo de niños), pero quizás también por parte de los profesionales que los tratan. No tienen tan interiorizada la idea de que la vacunación evita problemas de salud muy serios y para que un adulto se vacune, es clave el papel de los sanitarios y su recomendación. Por ello, hemos querido reforzar la idea de que vacunar es bueno en todas las edades de la vida.
-El pasado mes de febrero Araceli Arce, subdirectora general de Promoción de la Salud y Epidemiología, anunciaba que Sanidad prepara un calendario de vacunación para todas las edades que vería la luz este año, ¿cómo va este proceso y cómo sería este calendario en líneas generales?
-Sé que está trabajando en ello y que ya hay estudios al respecto. Las vacunas de adultos tienen un matiz diferente a la vacunación en el niño, ya que en adultos están ligadas a un determinado perfil de riesgo en función de la actividad laboral, de que se tenga alguna patología de base, o en función de que se vaya a realizar un viaje. Tienen por tanto un matiz más individual, aunque también es cierto que hay vacunas que son más universales. Así, la vacuna la de la gripe, (para toda la población mayor de 65 años o menores de esta edad que tengan un determinado perfil de riesgo), la vacuna del neumococo, la del tétanos o la de la difteria son vacunas que tienen un carácter más global.
-En cuanto a la inmunización en la infancia ¿son buenas las cifras en España en cuanto a coberturas de vacunación y vacunas disponibles?
-En la población infantil tenemos coberturas del 95%, lo cual está francamente bien. Hay que estar vigilante eso sí, porque en países donde se ha bajado la guardia han aparecido enfermedades que ya estaban controladas en forma de brotes epidémicos. Es el caso del sarampión que ha lugar a muchos casos en Francia e Italia, Reino Unido o Alemania.
Donde creo que hay que trabajar más es en el ámbito de vacunación del adulto, aquí hay más trabajo por hacer.
-Aun así ¿cree que quedan flecos sueltos en este calendario infantil? Porque se está reclamando por ejemplo la vacunación ante el VPH también para niños -no solo niñas- o la Bexsero frente a la meningitis?
-Nuestro calendario vacunal es de los más potentes que hay en el mundo, se lo digo honestamente, porque se basa en dos puntales fundamentales: es planificado y es presupuestado. Esto significa que toda vacuna que se introduzca en el calendario es gratuita para la ciudadanía y este es uno de los elementos que hace que hace que tengamos unas coberturas tan buenas, envidiables y envidiadas por otros países.
El proceso para una nueva vacuna es muy riguroso y complejo y se evalúan una gran cantidad de elementos: de entrada, si estamos hablando de una situación que supone un grave riesgo para la salud pública; se evalúa también la efectividad que vaya a tener esa vacuna y la seguridad de la misma; de qué manera va a impactar sobre otras vacunas que ya se están administrando en del calendario… También se valoran aspectos de coste-efectividad, es el último eslabón, porque tenemos que garantizar que el sistema sanitario sea sostenible y eficiente. Con estas perspectivas se analiza cualquier aportación novedosa que parezca en el mundo de las vacunas. Todo ello, con respecto a las vacunas que usted comenta, son elementos para el debate. En el caso del meningococo B por ejemplo, tiene un inconveniente para ser asumida y es que la carga de enfermedad es muy baja.
-¿Qué puede aportar el farmacéutico de oficina de farmacia a la hora de dispensar vacunas?
-Mucho, muchísimo, desempeñan un papel tan clave que nosotros hemos incorporado a una farmacéutica a la junta directiva la AEDV. Entendemos que los farmacéuticos, como parte del Sistema Sanitario, tienen mucho que decir, fundamentalmente en una primera fase captando a población diana sensible (sobre todo adultos) a la vacunas mediante el consejo sanitario. Tienen un papel de educación y formación clave, fundamental.
-Respecto a los “colectivos antivacunas”, ¿tienen realmente fuerza o es que hacen mucho ruido?
-Con coberturas de vacunación infantil superiores al 95%, evidentemente el impacto que tienen es muy bajo, eso sí, son tremendamente ruidosos. Yo no los llamaría colectivos antivacunas, sino población reticente a la vacunación, porque ese 5% que queda sin vacunar no es un grupo homogéneo: hay niñas y niños que no se pueden vacunar en un determinado momento porque tienen una complicación temporal, hay otros que, desgraciadamente, forman parte de bolsas de exclusión social y tienen dificultades para acceder al sistema sanitario. Luego hay padres y madres que tienen dudas razonables, piensan ¿por qué poner una vacuna para una enfermedad que no estoy viendo? A estos creo que no hay que criminalizarlos, no cuestionarlos, sino comprenderlos y educarlos. Y por último sí, hay padres que deciden no vacunar a sus hijos.
-¿Sería una solución la vacunación obligatoria? Porque realmente se está actuando en contra de la salud de un niño…
-Con coberturas superiores al 95% que sea una medida obligatoria no le veo ningún sentido, pero si hay una bajada de esa cobertura habría que estudiar medidas.
-Hablemos de investigación en vacunas, ¿en qué líneas se trabaja? ¿qué se puede conseguir en un futuro próximo?
-Las líneas de investigación en vacunas están dirigidas a conseguir vacunas más potentes de las que hay en estos momentos, más seguras y también, por ejemplo, nuevas vías de administración: vacunas comestibles, inhaladas, vacunas a través de parches… Además, se están investigando vacunas frente a enfermedades para las que actualmente no disponemos, por ejemplo frente al virus respiratorio sincitial, que me parece muy interesante. Hay líneas de investigación abiertas para una vacuna frente al Alzheimer. Pero además les voy a sugerir una idea importante: cuando hablamos de vacunas no sólo hablamos de un derivado biológico que se administra para proteger de una enfermedad, hablamos de una actitud. Así por ejemplo, una magnífica vacuna frente al sida es el preservativo y una magnífica vacuna frente al cáncer de pulmón o patologías respiratorias son las políticas antitabaco.
Entrevista realizada y publicada por Consejos de Tu Farmacéutico