Aunque los más pequeños reciben la mayoría de las vacunas, y la cobertura entre la población infantil ronda el 90%, los adultos también necesitan protegerse frente a gérmenes como los del tétanos, la difteria, el neumococo, la gripe, o la rubéola que son causa, en ocasiones, de enfermedades serias. En este sentido, el manual de vacunación de Osakidetza, editado el pasado año, fomenta la vacunación de los adultos sanos, las mujeres embarazadas y los grupos de riesgo, con el objetivo de proteger a la población en todas las etapas de la vida. Y es que el envejecimiento de la población y al aumento de la cronicidad han hecho necesario un calendario sistemático de vacunación para personas mayores. Con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Inmunización, la Asociación Española de Vacunología (AEV), ha recordado la necesidad de que los adultos también reciban la inmunización ya que las vacunas cuentan a lo largo de toda la vida. El objetivo de esta semana ha sido concienciar sobre la importancia de la prevención de enfermedades infecciosas más allá de la etapa infantil. De hecho, frente a la práctica totalidad de niños que cumplen con el calendario vacunal, las coberturas disminuyen alarmantemente a medida que aumenta la edad. El presidente y vicepresidente primero de la AEV, Amós García y Fernando Moraga, respectivamente, apuntaron como causas de esta disminución a “la pérdida paulatina del contacto con el sistema sanitario, el desconocimiento y la falta de concienciación.
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