La farmacéutica Moderna ha comunicado que ha modificado su vacuna frente a la COVID-19 dirigiéndola frente a la variante B.1.351 y ya ha remitido unas dosis a los National Institutes of Health para comenzar la fase I de los ensayos clínicos. En el laboratorio la vacuna original ya había mostrado una reducción de la capacidad neutralizante frente a esa cepa inicialmente detectada en Sudafrica. Moderna ha comentado que persigue tres estrategias comobooster: a) una dosis de recuerdo de 50 microgramos, o menor, de vacuna ARN mensajero basada en la variante B.1.351, b) una dosis de vacuna multivariante de 50 microgramos con la variante original y la sudafricana, y c) una tercera dosis de 50 microgramos con la vacuna original. Como estrategia adicional propone una primovacunación con las variantes B.1.351 y B.211 para los seronegativos en esquema de dos dosis de 100 microgramos o menos.
Por su parte, Pfizer/BioNTech no solamente investiga las vacunas frente a las variantes emergentes, sino que también podría aconsejar una tercera dosis de la vacuna actual en el caso de que éstas conservaran cierta capacidad de neutralización del virus para incrementar los títulos de anticuerpos.
La gran pregunta es cuál sería la reactogenicidad de las nuevas vacunas o la del booster con las actuales.