Aunque las convulsiones febriles acontecen con frecuencia en la infancia, suelen ser raras tras la vacunación, produciéndose en tres de cada 10.000 niños, lo que en ocasiones, puede generar preocupaciones respecto a la seguridad de las vacunas y afectar a la confianza de los padres en su aceptación.
Según un reciente estudio prospectivo publicado en Neurology, no existieron diferencias en el desarrollo y comportamiento de los niños que experimentaron convulsiones febriles próximas a la vacunación con respecto a aquéllos que las presentaron en ausencia de vacunación y con los que nunca padecieron una convulsión febril.
Para llegar a esta conclusión, los autores, liderados por la Dra. Lucy Deng de la Universidad de Sydney, compararon tres grupos de pacientes reclutados de hospitales pediátricos australianos desde mayo de 2013 hasta abril de 2016 y emplearon la Escala de Bayley-III para evaluar su desarrollo mental y psicomotor, así como las pruebas de rendimiento de Woodcock-Johnson-III para medir sus habilidades pre-académicas.
En ningún caso se observaron diferencias significativas en la función cognitiva, en el desarrollo, en las habilidades de pensamiento y del comportamiento entre los tres grupos.
A pesar de presentar algunas limitaciones (no alcanzaron el objetivo de reclutar 100 participantes en cada uno de los grupos y el seguimiento pudiera no haber sido lo suficientemente extenso), los datos de este estudio -el primero que de manera prospectiva examina objetivamente los resultados de desarrollo y comportamiento de los niños tras una convulsión febril próxima a una vacuna- arrojan hallazgos lo suficientemente importantes como para reforzar la confianza de los padres y proveedores de salud en la seguridad de las vacunas.