El científico consiguió crear la primera vacuna sintética contra la malaria a finales de los años ochenta, en un país, el suyo, Colombia, lejos de los centros de investigación de referencia anglosajones. Empezó entonces una carrera en busca del reconocimiento a su trabajo, pero, sobre todo, marcada por una forma de ser, altruista y honesta; donó su descubrimiento a la Organización Mundial de la Salud, cuando podría haber firmado un contrato multimillonario con cualquier farmacéutica. Al País Vasco llegó invitado por Peio Salaburu, ex rector de la UPV. Antes había coincidido con él en Madrid, en 1996, cuando la Universidad Autónoma premió la carrera profesional del científico colombiano. Así empezaron las conferencias por el País Vasco y otro aluvión de reconocimientos. Doctor Honoris Causa por la UPV en 1999, por la de Cantabria y Navarra, que se sumaban al premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1994.
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Autor: Asociación Española de Vacunología
Asociación científica dedicada a la formación e información sobre vacunas destinada a profesionales sanitarios y público en general.