Editorial de British Medical Journal con el sugerente subtítulo en relación a la inminente campaña de vacunación frente al SARS-CoV-2 en la primaria del Reino Unido: la atención primaria lo puede hacer pero precisa de apoyo extra para hacerla rápida, segura y efectiva.
La pandemia ya se ha cobrado más de 50.000 muertes, ha distorsionado los servicios de salud y ha aumentado el desempleo y la deuda de dicho país. Tras los fallos del gobierno a la hora de implantar una política de tests, seguimiento y aislamientos, la vacunación masiva nos ofrece la mejor manera de controlarla. Es fundamental que se implante bien el programa de vacunación y que evite los muchos errores cometidos hasta ahora en respuesta a la misma. La atención primaria debe ser el corazón de la estrategia de vacunación ya que la medicina de familia está incrustada en las comunidades, es de fácil acceso y goza de la confianza del público, pero una década de poca inversión ha provocado graves déficits de médicos en dicho nivel asistencial, ha sobrecargado los equipos y ha reducido la capacidad de responder a nuevos retos. En definitiva, resulta fundamental que con carácter inmediato el gobierno adopte medidas para reducir la presión en primaria.
Se precisa financiación adicional para disponer de nuevos puntos de vacunación, para proporcionar dispositivos de transporte y almacenamiento de vacunas y para acometer el coste de la administración de vacunas de las personas mayores, bien en residencias o en sus propios domicilios. Adicionalmente, se precisa extra-financiación para entrenar al personal vacunador y para proporcionar soporte administrativo, pero teniendo en cuenta que se deben mantener todos los programas preventivos en curso, como las vacunaciones del niño y del adulto.
Especial atención merece la logística. Se dispondrá, en primera instancia, de dos vacunas distintas. Una de adenovirus de chimpancé que logísticamente es manejable y otra de ARN mensajero que, por el contrario, tiene una logística muy complicada por lo especial de su conservación. Es probable que precise de grandes centros de vacunación que puedan manejar un alto flujo de pacientes.
A medida que se generaren de más datos de seguridad y eficacia, el Gobierno debería centrarse en disponer de menos tipos de vacunas para simplificar el programa, los costes y asegurar, de esa manera, que todos los vacunados recibieran dos dosis de la misma vacuna en su momento. Al desconocer la duración de la protección conferida por la vacuna, quizás se precisen dosis de recuerdo y, para ello, es necesario un buen sistema de recaptación electrónica en los equipos de primaria.
Será de primordial importancia el seguimiento de los fallos de vacunación y de la seguridad, que deberá llevarse a cabo en esos dispositivos.
Asimismo, debe asumirse y hacerse efectivo con diligencia y prontitud el coste completo necesario para proporcionar un programa de vacunación rápido, integral y exitoso que, en última instancia, llegue a toda la población y que por fin permita algo parecido a la vuelta a la vida normal.
Traducido y adaptado por José A. Navarro-Alonso M.D.
Pediatra. Comité Editorial A.E.V.
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