Las vacunas frente a la gripe y el neumococo se vinculan a un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer según una nueva investigación presentada en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer (AAIC), que se está celebrando actualmente entre el 27 y 31 de julio en formato virtual por la situación generada por la pandemia de COVID-19.
Los hallazgos de esta investigación sugieren que:
- La recepción de al menos una dosis de vacuna antigripal se asocia con una reducción del 17% en la incidencia de Alzheimer. Asimismo, la vacunación repetida se asocia con una reducción de otro 13% adicional.
- La vacunación antineumocócica entre las edades de 65 y 75 años redujo el riesgo de Alzheimer hasta en un 40% tras ajustar el modelo por sexo, raza, cohorte de nacimiento, educación, tabaquismo y perfil genético (presencia del alelo G rs2075650 en el gen TOMM40).
- Las personas con demencia presentan mayor riesgo de fallecimiento tras padecer alguna infección que precisó hospitalización que las personas sin demencia o que no precisaron hospitalización relacionada con una infección.
En palabras de Svetlana Ukraintseva, PhD de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, “el hecho de que patógenos muy diferentes (virales, bacterianos, fúngicos) se hayan relacionado con la enfermedad de Alzheimer sugiere una posibilidad de que una inmunidad comprometida del huésped pueda desempeñar un papel primordial en la enfermedad de Alzheimer a través del aumento de la vulnerabilidad general del cerebro a los microorganismos”. “Algunas vacunas muestran efectos beneficiosos que van más allá de la protección contra enfermedades específicas, esto podría deberse a que pueden mejorar la inmunidad a gran escala“.
Pese a todo, la evidencia aportada por este trabajo es sugestiva y debe considerarse con cautela, ya que los estudios observacionales no pueden mostrar definitivamente que vacunarse frente a la gripe o el neumococo eviten la enfermedad de Alzheimer o la demencia. Sí que deberían, por otra parte, reforzar la sensibilización de los proveedores de cuidados y de atención sanitaria respecto al riesgo que presentan las personas con algún tipo de demencia de contraer infecciones y complicaciones derivadas de las mismas.