La primera vacuna genera luz en el túnel del dengue
El doctor Benjamin Rush fue el primero en datar un caso de dengue a finales del siglo XVIII, aunque ya se hallan referencias a esta enfermedad en enciclopedias chinas diez siglos antes. Una dolencia de tipo gripal que deja al paciente molido. Sufre, además de dolores articulares y musculares, fiebre alta, náuseas, vómitos, sarpullidos, agrandamientos de los ganglios linfáticos, cefaleas o dolor muy intenso detrás de los globos oculares; y en los casos más graves (el dengue hemorrágico), fatiga, sangre en el vómito, hemorragias en las encías o acumulación de líquidos. Todo por culpa del Aedes aegypti, el vector de la enfermedad. “Es muy frecuente. Se producen unos cien millones de casos graves al año”, explica el doctor José Ramón Yuste, del Área de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) añade a esta cifra otros 290 millones de personas que son infectadas al año. Se está trabajando en otras dos vacunas, una de ellas impulsada por el instituto brasileño Butantan, que ha comenzado a reclutar a 17.000 voluntarios para realizar los experimentos en humanos. “Hay que tomar con calma otras investigaciones. Hay ensayos con resultados muy prometedores y estarán en breve, pero no protegen igual a los cuatro serotipos”, añade, con prudencia, el doctor Yuste. No obstante, la guerra contra el dengue está más cerca de terminar.