El Covid-19 y el descenso de las coberturas de vacunación

 

En artículo aparecido en The New York Times se hace eco de que distintas instituciones sanitarias de los Estados Unidos están dando la voz de alarma acerca del descenso de las coberturas infantiles de vacunación al evitar acudir a las consultas. El miedo que tienen los padres al Covid-19 hace que pospongan los controles periódicos de salud, incluidas las vacunaciones pautadas, lo que pone a millones de niños en riesgo de contraer enfermedades graves y potencialmente letales prevenibles mediante la vacunación.

Con esta actitud, los expertos en salud pública temen que se estén sembrando las semillas para otra crisis sanitaria. A este respecto un portavoz del comité de enfermedades infecciosas de la American Academy of Pediatrics ha dicho que lo último que desean ver como efecto colateral del Covid-19 es tener brotes de inmunoprevenibles. La situación puede ser aún más preocupante a la vista de los recientes brotes de sarampión en algunas zonas del país.

Aunque no se dispone de datos sistematizados, una compañía norteamericana dedicada a registros electrónicos de salud ha recogido información de 1000 pediatras independientes a escala nacional; tomando como basal la semana del 16 de febrero encontró que durante la semana del 5 de abril la administración de la vacuna triple vírica había experimentado un descenso del 50%, la de difteria-tétanos-tosferina un 42% y la del virus del papiloma humano un 73%.

Por otra parte, el número de dosis que el programa federal Vaccines for Children distribuye para niños sin seguro médico también han descendido significativamente desde primeros de marzo y el departamento de salud de Massachusetts ha comentado que, comparado con las dos primeras semanas de abril del año previo, ha repartido un 68% menos de dosis.

UNICEF y la Organización Mundial de la Salud también han mostrado su preocupación ya que se han suspendido más de dos docenas de programas nacionales de vacunación lo que deja muy vulnerables a más de 100 millones de niños.

Varias instituciones y organizaciones, como los Centers for Disease Control and Prevention, la American Academy of Pediatrics, y la American Academy of Family Physicians han instado a los médicos a mantener los calendarios de vacunación tan rigurosamente como sea posible y en particular en los más pequeños.

Para paliar esta situación el Boston Medical Center ha enviado unidades móviles de vacunación a los vecindarios de la ciudad y ha estacionado una furgoneta “vacunal” en frente del hospital.

La medida inicial de solo vacunar a los menores de dos años posponiendo las de los de mayor edad comienza también a preocupar a medida que se prolonga el estado de confinamiento. Si no se administran las dosis de recuerdo, como triple vírica y tosferina, la inmunidad puede ir decayendo y, más aún, si durante un largo tiempo siguen en pie las recomendaciones de evitar aglomeraciones. La situación se complicará en unos meses si persisten los requisitos de vacunación para entrar en las guarderías o en las escuelas.

Una pregunta que se pueda plantear el ciudadano es el por qué a pesar del descenso de las coberturas aún no se registran brotes, pero la respuesta pasaría por argumentar: ¿qué pasará cuando finalicen las recomendaciones del “distanciamiento social”?

No obstante, un aspecto positivo de la pandemia es el creciente interés y actitud positiva de los padres hacia las vacunas, tras años de haber sido bombardeados por los antivacunas. Los pediatras reconocen que: “los padres están reconociendo lo devastadoras que pueden ser las enfermedades infecciosas”.

 

 




La Organización Mundial de la Salud y el “Pasaporte Inmunitario”

A raíz de las noticias surgidas a propósito de la sugerencia por parte de algunos gobiernos de que sus ciudadanos dispongan de un “pasaporte inmunitario” que les permita viajar sin restricciones o volver al trabajo, con la idea de que están protegidos frente a las reinfecciones, la Organización Mundial de la Salud con fecha 24 de abril ha emitido un “Scientific briefing” titulado “Immunity passport” in the context of COVID-19. En este “briefing” la O.M.S. enfatiza que en el momento actual no hay evidencias de que las personas que se han recuperado del COVID-19 y disponen de anticuerpos, estén protegidas frente a una segunda infección.

Tras exponer sucintamente la base de la inmunidad natural y la adaptativa con sus respuestas humorales y celulares, se revisa la evidencia disponible de las respuestas séricas al COVID-19. Esta, muestra que los que se han recuperado de la infección tienen anticuerpos, aunque en algunos las titulaciones de los neutralizantes de encuentran en titulaciones muy bajas, lo que hablaría de que la inmunidad celular también puede ser de capital importancia en la recuperación. Hasta el 24 de abril ningún estudio ha evaluado si la presencia de anticuerpos confiere inmunidad en humanos.

Incide en la necesidad de proseguir con la validación de los tests para determinar su precisión y fiabilidad para evitar los falsos negativos y los falsos positivos. Una errónea categorización puede tener consecuencias muy graves. Adicionalmente, los tests deben distinguir entre las infecciones pasadas causadas por SARS-CoV-2 y las originadas por los otros seis coronavirus conocidos.

Concluye: la O.M.S. apoya los estudios serológicos en curso, al ser de alta importancia para comprender el alcance y los riesgos asociados con la infección, pero en este momento no hay evidencia suficiente acerca de la efectividad de la respuesta humoral en garantizar la precisión de un “pasaporte inmunitario” o de un “certificado de persona libre de riesgo”. Asumir que un test positivo garantiza inmunidad puede conducir a ignorar las recomendaciones de Salud Pública y a aumentar el riesgo de mantener la transmisión del virus.

Este mismo tema ya se abordó en la web de la Asociación Española de Vacunología con fecha 22 de abril.